jueves, 13 de mayo de 2010

Zu spät

Llegar tarde o tarde. Eso significa "Zu spät". Yo casi siempre llego tarde a casi todos lados. A la uni, al trabajo, a juntas, al cine, al doctor. Probablemente llegue tarde a mi muerte. Pero digo casi, porque en diciembre no llegué tarde a la Hauptbahnhof de Berlín conociendo la puntualidad alemana. De hecho, llegué con 40 minutos de adelanto. Me sentí orgullosa de mí y hasta me dí el lujo de ir a comprar un cafecito latte. Ah, y un croissant. Total, iba a París y necesitaba algo para comenzar a ambientarme. Ahí quedé de verme con mi mamá para pasar el 24 de diciembre juntas alrededor de las 7 de la noche.

Con mi maleta de rueditas y en Primera Clase, me subí al ICE, el tren más rápido de Alemania para ir a Manheim, donde transbordaba para ir a París. 6 horas de viaje. La verdad es que no estaba muy tranquila. Pensé, sobre todo, en que si por alguna razón, no podía transbordar y me quedaba varada enmedio de la nada ¿cómo le iba a hacer para darme a entender en alemán? Nah, soy una aguafiestas y en un tren alemán, nunca podría pasar. Mi alemán estaba peor que el de ahora, que es una mezcla de mala sintaxis, gramática y spanglish. Llevaba mi diccionario, así es que decidí buscar algunas frases clásicas de turistas, ya saben: "¿Me puede decir dónde está la salida?" o "Mi tren está retrasado, ¿Dónde puedo mandar a chingar a su madre al pendejo que iba manejando el chingado tren?" y así, varias que ya llevaba anotadas en mi libretita que Miranda Hooker me regaló cuando partí hacia tierras alemanas.

Mi angustia comenzó a ser real, consciente,  cuando ví que faltaban 5 minutos para que partiera el tren que tenía que tomar y todavía no llegábamos a Manheim. Pregunté al que poncha los boletos y me dice, "Perdón, pero el tren lleva 10 minutos de retraso por lo que no va a poder transbordar para París. ya le daremos más instrucciones sobre qué tren tomar ahora". A punto de sacar mi libretita con las mentadas de madre anotadas cuando un joven, nada apuesto por cierto, me dice en español "No te preocupes, en un momento nos van a decir qué tren tomar cuando lleguemos a Manheim y yo te traduzco todo, ¿de dónde eres? de México ¿verdad?". Mis ojos se iluminaron y le agradecí que haya ido a mi auxilio y que me ayudara en este caos alemán. No faltaron 2 minutos cuando estaban anunciando que tenia que tomar un tren a Estrasburgo y de ahí a París. Que salía por el andén 3. Que no me fuera en el que saliera por el andén 4 porque llegaba a Polonia. Que me fuera ya. Que sale en 4 minutos. Le agradecí al joven no muy apuesto y me fui como pedo del espacio a tomar el tren hacia la tierra de nadie.


Tengo que hacerles la acotación de que yo pagué un boleto de primera clase y por supuesto que no me iba a conformar en ir en otra cosa que no fuera primera clase. No. Nein. Niet. Cedí un poco en el tren que fue de Manheim a Estrasburgo, no me podía poner muy mal porque TODOS íbamos parados. No había primera clase. Arrivando a Estrasburgo, todo se derrumbó dentro de mí y a mis alrededores porque después de haber ensayado frente al espejo todo mi repertorio alemán, nadie lo hablaba. Sólo francés y un dialecto que no sé qué sea. OK, estudié francés y lo sé hablar un poco, me defiendo, pero no era el momento. El francés estaba en una parte de mi cerebro donde se guardan cosas como cuando te caíste enfrente de toda la escuela y todos se rieron, la tabla periódica de elemento, las fórmulas de movimiento y estrés de física.

Fui a la vending machine por una Coca Zero para concentrarme y ver qué es lo que iba a hacer. Ya eran las 4PM. Eran otras 3 horas y media a París. De entrada ya había llegado tarde con mi mamá. Para no variar. Veo en la pantalla un tren que sale en 10 minutos hacia París. Le pregunto al de la ventanilla 'Excuse moi, où aller pour la plateforme B? Cette train va directement à Paris?' . Contestó con un contundente OUI y me fui corriendo para llegar al tren que, por supuesto, no era alemán sino francés. Ni idea qué línea era. Yo me subí. Por mis pistolas.


Recorrí los pasillos y ví que era segunda clase. Ni madres. Pasé un comedor, luego una salita y llegué a la calladita primera clase. Puse mi maleta en el compartimiento especial y dije, 'De aquí no me bajan ni con orden de juez'. Me senté, saqué mi libro, otra Coca Zero y un chocolate Lindt. Se cerró el tren y hasta la vista baby. Sentí cómo las canas comenzaban a salir por las sienes. ¿Y si me bajan? ¿Y si, peor aún, me cobran más? ¿Y yo por qué?


Llegó el señor oficial ponchador de boletos. Me hice pendeja que me sale tan bien, si vieran, y me pide el boleto. Yo muy despreocupada y en alemán le dije "Entschuldigung, aber mein Zug hatte Verspätung und mussten diese nehmen!" (Disculpe, pero mi otro tren se retrasó y tuve que tomar éste!). Le dije otras cosas que en este momento no recuerdo porque se fueron con el alemán y el Bario a esa parte del cerebro. El señor oficial ponchador de boletos se veía confuso y dijo, "OK, oui oui" y sin albur, me lo ponchó. Me dieron ganas de llorar de la emoción. Sólo iba con una hora de retraso y pude llegar a tiempo al hotel a esperar a mi madrecita que, por supuesto, llegó tarde. 


Gracias a este viaje aprendí dos cosas: la puntualidad alemana es un mito y que hay que ser necio y perseverante para conseguir asientos en primera clase. Por mis pistolas.

6 comentarios:

  1. Chale, la impuntualidad es una de las cosas que aborrezco tanto como una mujer boobieless que se escota.

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  2. Odio a los impuntuales, pero además me parece una aberración que alguien esté siempre tan orgulloso de su mala costumbre.

    Livier

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  3. Adolfo Rivas-Mercado13 de mayo de 2010, 15:31

    Pues en ningún momento estoy viendo que hagas alarde de TU impuntualidad sino de la impuntualidad de los trenes. Ese tal Livier que se relaje...no veo que estés orgullosa de eso.

    Y quien no haya sido impuntual en su vida que tire la primera piedra.

    Aparte de eso, muy chistoso como siempre...jaja!

    Te adoro

    ARM

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  4. Uy, Oli. No podríamos viajar juntas. Yo en tu lugar, hubiera recurrido al deber ser de Kant, Hegel y todos los filósofos alemanes aledaños. La transgresión del up-grade me pone muy nerviosa.

    O mejor si viajamos juntas. Tú hablas y yo sólo leo el magnífico post correspondiente.

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  5. jajaja, buenísimooooooooo me encantaría leer tu libretita!!!

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