lunes, 17 de mayo de 2010

Un éxtasis cósmico

Hace 4 Mundiales me entusiasmaba mucho la Selección. No sé si lo que ha cambiado es el Tri como objeto del deseo, o si yo soy el amarguetas que ya no me aviento como El Borras (que alguien me explique el génesis de esta expresión) al asunto éste de apoyar incondicionalmente al equipo nacional.


Creo que es una mezcla de los dos cosas. La Selección es un producto sobreexplotado, más visto que las repeticiones del Chavo del Ocho, y que ha mutado en una manzanota mordida por mil Adanes ansiosos por sacarle hasta la última gota de jugo. Por otro lado, yo trabajo en el periodismo deportivo, lo cual me ha provocado una saturación de dicho tema, y por lo mismo, mi último deseo es desbocarme por el Tricolor y pintarme hasta la nalga derecha como hacen algunos desquiciados.



El caso es que cuando tenía 12 años, me entusiasmaba mucho la Selección. Mi tía consiguió boletos para los partidos Eliminatorios a EU 94 en el Azteca contra Honduras, El Salvador y Canadá, y pude ver un 3-0, 3-1 y 4-0, respectivamente, con rencor especial dedicado a El Salvador porque en la ida a Cuscatlán al Tri le pusieron una canción charra en vez del himno nacional, y eso nos ofendía mucho (uy, ofendidísimos).



Pero más que el futbol, que dicho sea de paso, me interesaba mucho más que a cualquiera de mis amigos, a mí me deslumbraba ir al Azteca por dos cosas: por hacer la ola, y por tomar Caribe Coolers.



De lo segundo, debo decir que fue mi iniciación en el rito del alcohol, pues mis tías no tuvieron empacho en permitir alegremente que yo tomara dos Coolers de durazno que me pusieron bien alegre, con el pretexto de que "es casi casi refresco” (sí, claro, para ellas, que se empujaban 8 chelas por tiempo). Cabe destacar que mi mamá cagoteó horrible a mi papá cuando yo llegué bien contento a contarle que me había chupado dos Coolers en el Azteca.



Y de lo primero, no había pierde. Ver la Ola en el Azteca lleno, a los 12 años, cuando mi parámetro era ver ese mismo estadio semi-muerto en los partidos sabatinos del Cruz Azul, significaba poquitito menos que un éxtasis cósmico. Era esperar a que llegara el movimiento, pegando con los pies en el suelo, sentir el Azteca vibrando, percibir al monstruo acercándose, preparar el aleteo, y desempeñar el alce de brazos con enjundia y con su grito respectivo, dejando la sonrisa y siguiendo la Ola con la mirada hasta que volviera a dar la vuelta para repetir el ritual.



Tanto impacto tuvieron esas Olas en mi vida, que me he convertido en un profesional organizador de Olas. En el concierto de U2 en el Azteca, precisamente, después de hoooras de espera, no había más que distraerse hasta con las agujetas. Entonces decidimos armar unas Olitas mientras salían los dioses, aunque mi éxito fue moderado porque los de mi zona se creían irlandeses, y estaban a la voz de yo por qué, pinche naco. Ah pues vayan y coman caca, pinche mamones.



También me recuerdo organizando Olas en el Azul en gloriosos desempeños de la Máquina en la Liguilla (qué tiempos aquellos), así como alebrestes en el Foro Sol, donde por alguna razón el público es más dócil.



La gente cambia y con el tiempo pierde esa bonita capacidad de hacer el ridículo. Yo trato de que no. Organizar olas, o ya de perdis mínimo participar en ellas de manera casual, es uno de tantos intentos. Las cosas cambian, pero no es obligatorio. Todo se puede evitar con buena actitud. Bueno, no todo…



Por más Olas que se organicen, la Selección se seguirá quedando en Octavos.

4 comentarios:

  1. 1. Borras.- dícese de personaje cotorrón de programa televisivo setentero los Béverly de Peralvillo (vaya a YouTube para más referencias) era taxista y se aventaba a todo sin pensar mucho en las consecuencias... osease a lo pendejo
    2. Agradezco de sobremanera a las personas como usted que a pesar de su edad, su cuerpecito que le viene manejando la talla large e incluso barba de papa de niño de kinder... le pone ganitas a las OLAS y el ridículo colectivo, me declaro fan igualmente
    Un abrazo

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  2. Yo, que también soy fan, estaba a punto de conformar la Comisión Pro-Rescate Entusiasta de la Ola. Pronto te haré llegar tu credencial.

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  3. Me inscribo en la comisión por la Ola.
    Amo ir al estadio, casi casi tanto como ir a conciertos. Y la Ola uff!
    Aunq yo tuve varias malas experiencias en los palcos de prensa, me doy cuenta q no todos los periodistas son igual de amarguetas ante el disfrute de hacer la Ola.
    Saluos,

    NNK

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  4. Yo estoy contigo al hacer la ola manito!

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