Hace más de un año, inauguramos este bar completamente tolerante a la lactosa y verbalmente jacarandoso. Aquí estuvimos cinco droogies hablando y debraiando sobre la mosca que volaba, la ola que reventaba, los esqueletos en el clóset o el corazón que nos rompieron. Temas no faltaron, tampoco formas de abordarlos.
Ya tenemos suficiente calcio por el momento. Cerraremos el bar de manera temporal, y hasta nuevo aviso. Reposaremos de la leche algún tiempo, dejaremos que se nos pase el empache, y algún día regresaremos por otra ración. Aquí tuvimos el placer de conocer a muchos otros droogies que se animaron a pasar a The Korova Milkbar, unos para echarse sólo un shot, otros para pedirse un tetrapak, y a todos les agradecemos ese ratito que nos dedicaron.
No nos clausuran, ni nada por el estilo. Bajamos la cortina por voluntad propia. Pensaremos cada uno por nuestra parte, y pronto nos reuniremos para volver abrir el bar y echarnos otra jarrita de leche. Próximamente...
We were cured... Yeah, right.