viernes, 28 de agosto de 2009

Mi Ratatouille



No sé qué extraño encanto tienen los programas de chefs, pero ya existe todo un canal de gente que cocina frente a nuestros ojos, y son realmente hipnotizantes.

El chef Ramsey llega y entre 25 "bloody" y 62 "fucking" transforma un restaurante en Marbella: dejan de servir camarones en salsa de chocolate y ahora con merluza y porotos no tiene una sola reservación. O qué tal el japonesito como de 150 kilos, que con su Wok y su acento porteño prepara unas ondas deliciosas.

Seguro habrán visto al chocolatero que en cosa de media hora arma trufas o que marmolea con el famoso dulce en color blanco unas rejillas para acompañar un mousse.

Lo que realmente no entiendo es por qué nos embelezamos observando eso, y hasta ponemos atención si nunca, pero nunca llevamos a cabo una de esas recetas, y bueno, a veces hasta tomas nota de los ingredientes. Yo ya me descubrí incluso tratando de picar apio con el contoneo de esos maestros y lo único que conseguí fue casi quedarme sin el índice de la mano izquierda, inocente dedo mío que presume más de siete cicatrices producto de mi torpeza natural para realizar todo tipo de trabajos manuales con objetos punzocortantes, vidrios, verduguillos y hasta desarmadores.

Existe una extraña fascinación por salivar pavloviana y caninamente, mientras un semejante transforma los que yo sólo soy capaz de meter en un carrito de super y llevarlo a la caja para que lo cobren, en un manjar digno de Gargantúa.

Mis favoritos en esto de la cocina vía cablevision son tres pero empezaré con Paulino, el güero que salía, o sale no lo sé, en el Canal Once. Me cae bien hace cosas que creo que sí podría comerme, porque hay otros que les quedan unos platillos muy bonitos pero que me dan más ganas de meterlos a una vitrina que de engullirlos. Además el tipo prepara todo con sencillez y al mismo tiempo hace ver gourmet hasta una crema de chícharo.

En segundo lugar, la maestra de maestras, Chepina Peralta antecedente primigenio de todos estos actuales cocinerillos. Esta mujer se rifó el físico cuando nadie la pelaba y cuando patrocinada por Knorr Suiza o Crema Chipilo, tenía que aguantar que le dieran cinco minutos para impresionarlos. Sus recetas iban más por el arroz esponjadito y los fideos al dente, el cuete mechado o las enfrijoladas con huevo, pero la señora es un clásico, y digo es, porque hace dos días la escuché en radio, donde pierde mucho su encanto ya que su carita como de bulldog no se puede ver, pero me dio gusto saber que la señora cocinera aún "no duerme con los peces" (esta frase la dijo Clemenza en el Padrino al recibir el mensaje siciliano con el chaleco de Luca Brasi).

Así como Chepina es la mamá de todos los chefs de la tele, ahora con tanto CSI y cantidad de series forenses, nadie se detiene a darle crédito al maestro Quincy, ruquito con cara de político priísta que es el primer paso en la evolución coroner.

También ahora todo mundo hace sus programitas de viajero, ya sea mochila al hombro, vip, etc., hasta un blandengue y caguengue GEM (Gringo en México), pero ahí sí habrá que reconocerle al nefasto Raúl Velasco que él empezó con México, Magia y Encuentro para mostrarnos en tediosos episodios sabatinos, aderezados con soporíferos bailes regionales, la belleza del territorio nacional.

Bueno, total que nada es nuevo todos los programas de hoy son ideas, que como dice un amigo mío, son más viejas que sentarse pa'cagar (perdón a los castos de las lectoras pudorosas, pero es la verdad) siguiendo con los cocineros que admiro el tercero, es el gran Juan Cortés: mi padre. Mi gordo es mi Ratatouille personal, un mago de los sabores que puede preparar un platillo en su casa con el simple hecho de haberlo probado antes en un restaurante. Así un día, de la noche a la mañana, sin recetario ni nada, sin pesar ingredientes armó una cochinita pibil y hasta la fecha, es una exquisitez que muchos de mis amigos piden haga mi jefe en cada uno de mis cumpleaños.

Podría gastarme días enteros hablando de sus mixiotes, tamales, pozoles, piernas ahumadas o simplemente de sus frijoles, todo le sale bien, tnato que él enseñó a cocinar a mí mamá sin tener más academia que su lengua y sus papilas gustativas.

Lo mejor de todo es que cuando alguién le pregunta oiga, esto está delicioso ¿cómo lo preparó?, su respuesta es siempre similar: "pues con agua y sal, la olla express", "pero qué cantidades", "Uy, pues ahí al tanteo, cuando vayas viendo que ya sabe bien le paras". Plop, invariablemente todos se van como Condorito, y yo orgullosísimo de mi Ratatouille.

4 comentarios:

  1. jajaja!! Si, los programas de chefs tienen un gran encanto! Yo amo a Gordon Ramsey, me casaba con él YA!!! Los extraño mi querido Pip...ya la chela no sabe igual sin ustedes...! Tendrán que venir a tomarla para volver agarrarle sabor!
    besos

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  2. Me recordaste los Huevos con Zemec de mi abuelo. No hay mejor comida que la que se hace en casa.

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  3. El primer día que te conocí mencionaste ese talento de tu papá. Ahora hay que ponerle fecha al paso del dicho a la degustación.

    Yo aprendí a cocinar con el recetario para niños de Chepina Peralta!

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  4. Hace unas semanas vi y anoté la receta para preparar churros, la cosa más fácil de todo lo que me he chutado en esos programas de repostería, así que decidí hacerlos, fui a la Comer a buscar la harina de trigo y me tope con la caja de harina para hacer churros, la compré... soy de lo peor.

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