Detestaba el calor. Si me daban a escoger yo siempre prefería el frío. Argumentaba que éste se quitaba con un buen abrigo o ropa térmica ¡Por favor, todo fuera como eso! En Monterrey y Piedras Negras experimenté calores de hasta 45C, sobre todo en junio en lo que se llama 'canícula'. No hay aire acondicionado con potencia alguna que te quite ese bochorno, ese ardor en los orificos de la nariz cada vez que respiras, literal, fuego. Las ciudades del norte parecen pueblos fantasmas y no hay nadie en las calles a las 2PM. Nadie. Bueno, no hay ni moscas. Juré por todos mis muertos que el frío era el Nirvana. Qué equivocada estaba.
Cuando llegué a Berlín me burlaba abierta y cínicamente de que había un poco de sol y calor y la gente salía a las calles en bermudas y traje de baño. Estábamos a 28C. Yo pedía, rogaba, imploraba por ese frío que había sentido calar mis huesos en Moscú o Boston. A ver, retando a la Madre Naturaleza, ¿dónde está el mercurio bajo cero? Hago memoria y quiero que mi boca se haga chicharrón. No tardó mucho en llegar el frío. En noviembre llegó para quedarse. La ola de frío que invadía a Europa era la más fuerte en los últimos 150 años. Hubo una ocasión que salí al mercadillo de Navidad que hay a la vuelta de mi casa y regresé con las pestañas congeladas, con hielo en la punta. Literal. Estábamos a -18C, que, viéndolo bien, no es TAN frío, pero con un viento que hacía que se sintiera a -23C. Ni qué decir cuando estuvo a -23C con vientos de hasta 35 kmh
Pasó enero, febrero, marzo, abril y estamos a mayo...y no veo para cúando. ¡Ah si tan solo te hubieras callado la bocota Olivia! Hoy ya no hace frío, estamos a 12C. Al parecer el fin de semana estaremos a 22C. Pero acá quería venir, así es que a morirse en silencio.
Y en estos momentos recuerdo con añoranza ese calor tan rico de la Costa Esmeralda, de los manglares de Campeche, de Zacatecas, de las playas de Jalisco...del mismo DF. Y me doy cuenta que soy una mujer de sangre caliente que necesita el sol y 18C para funcionar. ¿Es mucho pedir? No. Falta poco para verano, así es que la mujer de sangre caliente está a punto de sacar sus 'chors', sus alpargatas y el bronceador. No llegará a los calores de mi país, pero, con esto me conformo.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. En esta aventura que me trajo al país germano, he logrado desarrollar al máximo una virtud desconocida hasta hace un año para mí: paciencia. Ahí la llevo. Pasen un suetercito de Chiconcuac ¿no? digo, mientras tanto...
jueves, 20 de mayo de 2010
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Mi reina, yo siempre te lo dije...Alemania es como su gente, helada...
ResponderEliminarYa ví que eres Von Alba...esto me huele a boda...qué bueno que vivo cerca de tí, de menos me haces tu testigo!
Saludos al Thorsten...y besos para tí
ARM
Ándele, pero te quejabas maestra... Aguántese machín!
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