jueves, 22 de abril de 2010

En boca cerrada



Las pobres moscas padecen una reputación terrible y no conozco a alguien que las tenga de mascota, haga marchas para que nos las maten o que se sienta atraído por su naturaleza y se diga amante de estos insectos.

A Olis le gustaba verlas a medio morir y prensadas en una ventana. A mi primo capturarlas y amputarles las alas con unas pinzas para depilar y luego pata a pata dejarlas hasta que eran unas bolitas negras que movían la cabecita aterrorizadas.

Pero, involuntariamente, las mosquitas nos han aportado referencias culturales y la lenguaje por lo que las tenemos, nos gusté o no, en la boca todos los días.

Yo acostumbraba viajar de mosca atrás de los trolebuses de Xola, sentadito en la defensa trasera, pero un día casi quedo embarrado como mosca, me mosquié y ya no lo volví a hacer.

Luego compre un Volkswagen 1966, bueno eso ya fue hasta 1995, en realidad no era un avión, pero era hermoso, mi orgullo, era color beige, bueno eso creo yo, porque como soy daltónico no falta quien piensa que veo las cosas en blanco y negro, como mosca, pero no, las veo con mis propios colores, mi propio pantone. En fin, mi vocho era hermoso no tenía una patinada de mosca, lo cuidaba y me daba hasta la personalidad que no tenía.

Sufrí mucho cuando una vieja, perdón a las feministas o las que piden la equidad de género en mis palabras, pero una vieja que iba papando moscas se estampó contra mi coche y me privó del único placer de cuatro ruedas que he podido gozar en mi vida.

Llamamos al seguro, al suyo, porque yo no tenía y la muy mosca muerta que antes se había disculpado y aceptado su error, esta mujer, que no reivindica en lo absoluto a su género con el que se generaliza diciendo que son la mosca en la sopa de las vialidades, encima de todo me echó la culpa del choque, "porque me paré enfrente de ella" que iba tan en la baba que creo que se habrían podido meter mil moscas en la boca.

Luego, llegó su papá a hacerla de jamón y yo me quería volver un matamoscas contra el méndigo viejo que, creyéndose perito, "reconstruyó" el incidente y no sólo su hija no tenía la culpa sino que yo le tenía que pagar por embarrar toda la parte trasera de mi vehículo es su horrible tsuru.

Por si las moscas le llamé a mi cuñado, y ya éramos dos gañanes que conguieron una patrulla para amedrentar a los rijosos. Con ayuda de la ley, aunque el ruco amenazó con traernos a su tribu para que nos pusieran como camote, no se pararon ni las moscas.

Al final, dieron el veredicto de pérdida total porque en el maldito libro azul mi carro "valía" menos que el golpe. Lo más que conseguí fueron tres mil pesos y mi carro hecho chicharrón.

No caeré en decir que no hay mujer que no maneje bien, porque para empezar la mía lo hace mejor que yo, no pretendo morir literariamente lapidado por mis lectoras, pero de sólo acordarme de lo que pasó me dan ganas de... mejor no, en boca cerrada no entran moscas.

4 comentarios:

  1. ...Y perdiste tu carrito...pus ya ni moscas...

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  2. EstaMOS CAnsados de esa pinche gente abusiva.

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  3. Hace dos semanas escuché la rechifla más grande de mi vida, en una hora pico matutina, fue sobre Churubusco, cerca de Tlalpan, todas las mentadas eran para una conductora bastante torpe... obviamente pensé: 'tenía que ser mujer'.

    Por algo yo no manejo.

    Livier

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  4. Pues yo tampoco manejo ya. Ahora que visite tierras Mexas, no me va a quedar otra, pero yo ya me doy...porque la verdad, si ando papando moscas cuando voy cantando...
    Y si Antonio Machado le escribió a las moscas...ahí te va esto:

    Besos muchosss

    http://www.youtube.com/watch?v=pgkiukx0VDM

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