jueves, 8 de abril de 2010

Pendejo profesional

Normalmente cuando me siento un pendejo, lo he sido. Me pasa seguido y por muchas razones. Cuando releo un post al día siguiente de haberlo tecleado de un hilo sin revisar, encuentro mis dedazos, errores de ortografía y omisiones, así como ideas inconclusas o lapsus espútidus que no alcanzo a descifrar su origen.

Para alguien cuya principal herramienta de trabajo es el lenguaje, ver errores así le provoca la misma vergüenza que podría sentir un foca cuando se le cae la pelota que balancea en la nariz.

Imperdonables patas y erratas que me hacen sentir un pendejo, viernes a viernes.

También me siento un pendejo cuando compro algo y no sirve o valía menos. Me pasa y mucho. Soy un pésimo comprador, si alguien me quiere ver la cara me la ve irremediablemente. No quiero decir que soy buena persona, sino más bien un tipo cuya inocencia raya en la pendejez. No hay cabrón sin pendejo, pues señores aquí está el suyo.

No me tiro al suelo, pero deveras que me odio por pendejo que llego a ser.

Pero ¿cuándo me he sentido más apendejado? Difícil sustraer una perlita del collar de estupideces que he cometido, algunas dignas de un Nobel de la Ciencia de defecarla, pero contaré rápidamente una, a lo mejor la última de gran magnitud.

Como he dicho por ahí y si no lo he dicho, lo digo, mi trabajo es de edición en un diario, y hace no mucho hacía la portada de un día cualquiera en el que una garrocha negra parecida a una Mantis Religiosa, llamada Usain Bolt tuvo a bien romper un récord mundial, en específico el de los 100 metros planos.

Mi cabecita calenturienta pidió una foto y exigió diseño un barrido para que todo un ático sobre el cabezal del Diario fuera un promo muy lucidor donde diéramos la nota y pase a interiores.

Pues horas trabajando en el detalle, en lo gráfico, en que el efecto no se viera chafa, pero no me detuve a revisar que cuando le pedí al diseñador que pusiera la marca 9''.69 pusiera dos comillas luego del nueve, para que señalara los nueve segundos 69 centésimas de la marca.

Por ahí, ya no sé si yo o él tecleamos, pero finalmente la responsabildidad era mía y un el barrido, hermoso, contrastado, brillante pero pendejamente mal escrito 9'.69 salió publicado. No tengo que decirles cuántos mails me llegaron diciéndome inculto, tonto, anafabeta, vergüenza nacional, hijo del diablo, indio, baboso, mala broma de la vida, etc, y hasta una buena amiga y otro gran compañero de trabajo se burlaron feamente sin saber que había sido yo el culpable.

Cuando acepté mi tontería frente a ellos, se apenaron y lo minimizaron, perro fue una falla grave de suspensión y porque tengo una trayectoria nadie me castigó.

En fin, me sentí un pendejo, pero tengo una teoría que a algunos les podrá parecer mediocre pero que creo que tiene su fondo: los únicos que no se equivocan son los que no editan, no escriben o no trabajan. Así que sentirse un pendejo es parte de este trabajo, lo malo es cuando sentirse un pendejo se vuelve una costumbre y no te calienta la orejas y te provoca pegarte con una piedra en el hocico como lo hizo el indio Tizoc. La diferencia está en que cuando te sientas un pendejo, te duela haberlo sido.

PD: Me siento un pendejo porque no sé pegar las etiquetas de los posts y eso hace que Chanfle se encabrone, pero no me manden archivos comprimidos porque me hago bolas.

PD2: No acostumbro a hacer esto porque dice Inphi que no debe establecer diálogo en los comments, ¿por qué? No sé, pero igual lo he hecho antes. Haciendo poco caso a tratar el tema de la semana agradezco a todos sus comentarios sobre el post pasado. Hago mención especial al Dueño... porque sus palabras me esperanzan. No es que las otras no lo hayan hecho, pero viniendo de alguien que me lleva muchas millas de vuelo en esto de querer ser padre al que papá me conmovieron en especial. Insisto en que muchos hacen lo que hacemos en mi familia y muchos más lo harían en nuestro lugar, no es algo extraordinario.

6 comentarios:

  1. Pip, para dejar de sentirse un pendejo, en general hay que dejar de vivir. (Vi un par de pifias en el texto, señor editor, jeje)

    Yo sí dialogo en los comentarios, no pienso que esté bien ni mal que se haga.

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  2. Ay, esta entrega me recuerda algo...

    Ya alguna vez "recibiste" una crítica a tu trabajo en mi viejo y olvidado blog (las comillas porque no sabía que fuiste tú), tal vez lo recuerdes. Obviamente yo sí y tengo muy presente tu teoría, de hecho me recuerda a mi teoría: "prefiero llegar a las finales y perderlas a no llegar" (léase Cruz Azul), tú te equivocas porque haces las cosas, es mejor hacerlas que no.

    Pero el sábado pasado paseaba por el centro de la ciudad de México y me topé con varios puestos de periódicos, en todos vi Ovaciones, en portada Memo Ochoa y rezaba: '¡Qué sea tu clásico!', puuuufff.

    Hay errores, todos los tenemos, yo diario, pero hasta en errores hay razas, ¿qué no?. Cabe mencionar que soy una criticona de lo peor y cada que lo leía me daba más coraje, al final del paseo quise tomar una foto, pero ya estaba en Portales y Ovaciones ahí rezaba: '¡Que sea tu clásico!'.

    Saludos.

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  3. Lo peor son los pendejos arrogantes. Uta

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  4. Porque en el bisne de la comunicación todos tenemos errores, hay que pensar dos veces antes de criticar. Ahora bien, hay una diferencia entre un error de descuido, a uno por ignorancia. Como el de "Qué sea tu clásico"

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  5. Editores...hablo por experiencia propia del único editor con el q he convivido más allá de la amistad...y esq criticar hasta msg de texto!!! jaja, a veces me daba la impresión de q sólo leía el periódico o las revistas o bueno cualquier medio impreso para criticar los errores. Y sí, seguro siempre hay quién se equivoque, es parte de la chamba, así entonces se debe tener la humildad para aceptar los propios. Saludos!

    NNK

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  6. Yo siempre he dicho que no se trata de que tan pendejo es uno, sino de que haces para ser menos pendejo cada día...

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