lunes, 26 de abril de 2010

Hagan campito

No parece ser una expresión muy antigua. No sé cuánto tiempo tengan los clósets de existencia. Desconozco si fueron los antiguos griegos a quienes se les ocurrió acuñar la frase “salir del clóset”, pero a ellos se les daba mucho correr pa’tercera, así que bien podrían adjudicarse su autoría.

Pero tranquilos, no va por ahí el post (yo soy partidario del She Bangs, no del Livin’ la Vida Loca). Yo quiero hacer referencia a la sacudida de polvo, a la limpieza de cajones, a la renovada de ropa, al desecho de calcetines con hoyitos…

¿Qué pasa cuando sacas los esqueletos en el clóset? ¿Qué pasa cuando decides finalmente armarte de valor para tirar esa camisa que ya te queda grande, ese pantalón que estás guardando “para cuando adelgaces”, o esa playera a la que le tienes compasión porque te la obsequió tu abuelita, pero que realmente te achicharra la pupila?

¿Qué pasa cuando te armas de huevos y dejas espacio en tu armario para algo que aún no tienes? Está claro que lo necesitas, incluso ya lo viste en la tienda, te lo probaste, te queda perfecto. Pero todavía no vas por eso. Y el espacio entre los ganchos ahí está, disponible, podría vivir un murciélago entre tus camisas…

¿Puedes sentir un vacío por algo que todavía no tienes? Quizás sí. Porque los esqueletos llevaban ahí años, tal vez siglos. Te habías acostumbrado a su presencia, a que te quitaban espacio en tu disco duro. Les respetaste su antigüedad. Alguna vez no fueron esqueletos, sino prendas que estaban hechas a tu medida. Pero como (casi) todo, lo dejaste y se quedó a vivir en tu clóset.

Clóset es un sustantivo del presente. Tan mal está guardar tus playeras de la secundaria, como hacerle espacio en febrero al pantalón que te comprarás cuando llegue el aguinaldo. Que respiren los sacos y las camisas que ya son tuyas. Ya sacaste los esqueletos en el clóset, ahora, utiliza ese espacio.

Aquí y ahora.

3 comentarios:

  1. Por nimio que pudiera parecer, sí, se trata de una cuestión de desapego. De reajustar los significados y de asumir que no tenemos control sobre el pasado o ni sobre el futuro, aunque les hagamos un espacio.

    Y como es adentro, es afuera.

    ResponderEliminar
  2. Me cuesta tanto trabajo no pensar en el futuro, que de verdad, el presente se me va como agua entre los dedos. Como dice Miranda, finalmente, no poseemos nada y en ese afán de apegarnos a cosas, situaciones, personas, nos olvidamos de vivir el aquí, el ahora.

    Gracias porque sé que no estoy sola en esta filosofía.

    Carpe diem

    ResponderEliminar
  3. Me cuesta sacar esos trapos, me es más fácil no comprar lo que no necesito.

    ResponderEliminar