
En el ritual de conquiste/ligue/cachondeo de los hombres para con las mujeres, hay un momento básico de nervio que hay que vencer para que las cosas salgan como deben salir. Y ése es: el instante en que te armas de huevos para irte a por la chica que escuchará por primera vez palabras que saldrá de tu boca.
Efectivamente, dirán los más chilesverdes a la hora de ligar, lo mejor es aplicar el famosísimo “ni la pienses”. Pero resulta, estimadas damas lectoras, que mientras más te atrae una mujer, más cochambre se pega en la mente y por lo mismo más difícil resulta tener la lucidez para definir qué es lo que saldrá de tu gañote. O sea, imposible “no pensarla”.
Cuando la inquietud por conocer a una chica se da en un antro, los móviles abundan, pero también las posibilidades de fracaso porque un pretexto mal utilizado puede convertirse en un lugar común. Ejemplos de líneas ultra perdedoras:
a) “Nomames los ojos que tienes están increíbles”.
b) “No puedo creer que estando tan bonita estés tan solita en este lugar”
c) “¿De dónde te conozco? Te me haces súper conocida…)
Tetazo.
El procedimiento en teoría es sencillo… pero no. O sea, podría ser tan fácil como localizar a la chica que te gusta, dejar de hacer lo que estás haciendo, ir a por ella y listo.
Pero aquí es donde uno saca pretextos hasta por debajo de las piedras para hacerse bieeeen pendejo y tardarse lo más posible. ¿Por qué? Hay varias maneras de decirlo:
a) Se te hace “de a pollo”.
b) Te da culito.
c) Se te hace así.
d) Se te hace agua la canoa.
e) Eres bien puto.
Sí sí, te haces pendejo y aplicas el pleasure delayer. Ya podrías ir de una vez por todas y dejarte de mamadas. Porque cuando debes atacar, ya ya YA, haces todas las cosas posibles y por hacer:
a) Le hablas al mesero para que te dé la carta (pendejo: ya los pomos están en la mesa pero cualquier pretexto es bueno para hacerte pato).
b) Te sirves otro chupe.
c) Le tiras el agua a la cubeta de hielos.
d) Revisas una y otra y otra y otra y otra vez tu teléfono para ver si no hay nuevos mensajes, mails, tweets o actualizaciones de Facebook a pesar de que es la 1 de la mañana y la última vez que revisaste este pedo fue hace 4 segundos.
e) Volteas con tu cuate al que nunca en tu puta vida la hablas y le preguntas: ¿qué pedo cabrón, tons cómo va la chamba?
f) Volteas a ver la pantalla del antro porque ese video “te mama” (La imagen es de Earth, Wind & Fire, otro síntoma de que te estás haciendo bien pendejo).
g) Vas al baño.
h) En el baño, no te sale una chingada porque precisamente acabas de ir al baño, y nomás te estás haciendo bien pendejo. Pero igual te la sacudes un buen rato porque te estás haciendo bien pendejo.
i) Te vuelves a servir chupe.
j) Te haces bien pendejo descaradamente.
Colegas, no mamars. Cuando una vieja les guste en un antro, lo mejor es ir a la primera, porque mientras más pleasure delayer apliques, más expectativa se genera y más chaquetas mentales te harás con tal de evitar un posible rechazo. Entonces, al primer contacto visual la consigna es atacar, al chile pelado, sin mamaditas ni pendejadas (ver incisos del ‘a’ al ‘j’), y duro con ella.
Y si la línea ideal no sale, siempre hay una que no ofende, no compromete ni te hará ver como un pendejo. Una frase que si no funciona sólo será porque la vieja se quiere dar su pinche taco (lo merezca o no), y no habrá chance de sacarle ni la sonrisa. Lo mejor cuando a uno no se le ocurre nada, no hay como llegar y decir…
“¡Hola!”.
Recuerda que, en el peor de los casos, siempre habrá una cubita en la mesa con el vaso bien abierto para consolarte. Chupando ques gerundio.
He dicho.