viernes, 5 de marzo de 2010

Las tres "C"

Se dice que los grandes placeres de esta vida son coger, comer y cagar. Primitivo, sí. Real, también. Vulgar, puede ser, pero indiscutible.

Habrá quien me diga, "no seas guarro", hay placeres como los que proporcionan las bellas artes, una jugada maestra en nuestro deporte preferido o incluso el que proporciona la venganza, pero los placeres que enumero al principio tienen una particularidad, son placeres y necesidades ineludibles para estar vivo.

Otro, estará pensando ahorita, "pero si yo no puedo vivir sin oír música", "moriría si un día me faltara el futbol", pero en estricto sentido no falleces por una insuficiencia musical ni por una sequía de goles, pero qué tal si un día dejamos de ir al baño a desalojar al famoso "Willy", la obstrucción rectal o la oclusión intestinal nos mataría irremediablemente y terminaríamos siendo un tamal de caca sin vida.

Ah, pero qué tal cuando el topo busca la salida de la madriguera y conseguimos llevarlo a buen puerto, previo cafecito (algunos), cigarrito (otros) o libro vaquero (los más). La primera sensación de escape a la victoria seguida por un placentero vacío intestinal, hacen en muchos casos que tímidas lagrimitas broten de nuestras niñas oculares. No es raro escuchar gemidos de placer una vez que el fétido tripulante de nuestros desperdicios emprende un viaje oceanográfico al caño.

También imaginen la vida sin comer. Más que obvio que si no te metes cosas por la cara, la desnutrición y inanición te llevará tres metros bajo tierra o a ser el relleno de una urna. Mas cada vez que premiamos a nuestras papilas gustativas con un trozo de arte comestible, la saliva nos inunda por dentro y en el ceebro se forman imágenes y colores que sólo el LSD ha podido superar. Hasta una guajolota (sí Carrillo, una torta de tamal) puede ser un manjar que provoque la erección de nuestros jugos gástricos y el orgasmo de nuestro paladar.

Finalmente, el que me diga que se puede vivir sin treparse al guayabo, tiene su punto, sino no existirían célibes curas (para mí esos no existen, todos fingen) y castas monjas (las hay de buen ver) o ermitaños, eunucos y demás seres asexuados, pero creo que sí es vital porque si no liberas lo que la hormona produce, terminas con los ojos en blanco y te inundas en tu propia semilla.

No es que reproducirse sea la úncia forma de trascender, pero aquél que no tenga un hijo, según yo, no sabrá el placer de verse vivo en otro, de sufrir el dolor en otro cuerpo o de volver a crecer y madurar. Es algo extraño, es una mitosis sentimental donde se ama más a la otra parte de la bacteria que llamas hijo que a la parte donde tu habitas llamada cuerpo.

Lo olvidaba también existe el placer del amor.

5 comentarios:

  1. Ni hablar, traes puñal...eres un maestro de la narrativa folclórica mexicana.
    Definitivo, otro placer es hacer pipí. Como yo ya lo había mencionado en uno de los posts anteriores, es una necesidad que no puedes detener y cuando la liberas, es como si tus pensamientos en orden regresaran de inmediato. Es puro placer...

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  2. Yo pondría una cuarta C, y sobre todo al ser mexicanos: Cantar. Nos fascina cantar, por más culero que lo hagamos.

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  3. Te apoyo!!!! con los placeres, hay varios,y depende la personalidad es el placer, pero esos q mencionas son universales!!
    si, yo creo q igual existe ese placer del amor.
    saludos!
    NNK

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  4. Me uno al clamor de Oli. Es un placer leerte, con su correspondiente delayer hasta el viernes.

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  5. y que hay del placer de rascarse cuando se tiene comezon...y el pleasure delayer cuando es en lugares del cuerpo poco accesibles en momentos poco oportunos!!

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