Escuchar, escuchar, escuchar, lo que se dice escuchar, pocos hombres lo pueden hacer.
Y me refiero a escuchar como acto de entendimiento y comprensión en torno a cierta intención, normalmente de una mujer. Sí, porque cuando se trata de escuchar a otro hombre, el común denominador no es escuchar, sino nomás el acto cromagnónico de preparar la siguiente respuesta, mejor si es antes de que el otro acabe de hablar.
Escuchar a las mujeres puede traer beneficios insospechables. Conscientes de que la naturaleza del hombre es la de papar moscas, un poco de atención activa les cae de maravilla y suelen retribuirlo a gran escala. Es un esfuerzo complicado, porque si una idea llega a la cabeza de un hombre, éste es incapaz de mantenerla en espera. Una idea en masculino desvía la atención al 95%, siendo el restante 5% sólo utilizado para mantener los ojos frente a la mujer parlante y nada más. Así que más vale hacer consciencia de la escucha, porque cuando viene la hora de las preguntas, y un hombre se fue a cazar venados en la mente, siempre saldrá herido por los dardos del orgullo.
¿Estás oyendo inútil? Pues no, perdóname, se me cruzó un venado en la carretera. Ash, nunca me escuchas.
Uno de los parabienes de mi lado femenino es que puedo escuchar un poco más que el promedio de los hombres. Ya luego traducir los mensajes en una respuesta útil es otro boleto. Es cuestión de práctica. Nada bueno sale de dejar hablar a una mujer sin escucharla. Si no hay ganas de hacerlo, mejor resulta disculparse y retomar la actividad más tarde, o nunca, si es posible. Plantarse frente a una chica para no escucharla es fuente de problemas, conflictos y “te lo dije’s” subsecuentes.
¿Estás oyendo inútil? Pues sí, pero no te encabrones si me distraigo. Las mejores pláticas con mujeres se forjan en el interés genuino de escucharlas. Cuando eso sucede, la mujer acaba complacida, el hombre nutrido, y el vínculo entre ellos fortalecido. Y después de eso, la mejor parte, en la que uno puede decir:
Perfecto, ¿entonces ya podemos ver el Superbowl?
Jajajajajaaaaa
ResponderEliminarYa decia yo que tanta atención para con la susodicha tenia un objetivo.
en lo personal soy un FANático de platicar con mujeres...es el u.n.i.c.o modo de tratar, solo es eso tratar de entenderlas un poco mejor.
ResponderEliminar(sin querer dos blog presentes en mi mente a la hora de escribir este comentario.)
HMI
jajaja... sí pasa seguido. Yo por eso estoy feliz de q mi novio es fan de platicar conmigo... y no le gusta el americano, uju!!... Aunque tampoco le gusta el soccer y eso si no esta padre... un momento... esas señales no son malas verdad?? jaja
ResponderEliminarsaludos...
Eres grande...sí hay que escuchar, sin lugar a dudas, a la fémina. Aparte de que no escucharla es grosero, como dices, se aprende mucho...si tan sólo de verdad escucharan la mitad de lo que les platicamos, las cosas serían muuuy distintas.
ResponderEliminarxxx
En esto sí me considero el peor de todos, lo sabes bien.
ResponderEliminarPronto olvidaré lo que te estoy escribiendo.
la verdadera escucha no es cuestión de género. Se trata de, efectivamente, dejar de anticipar la siguiente línea de diálogo para dejarse tocar el corazón, cuando permea realmente quiénes somos y qué queremos decir.
ResponderEliminarCuando un hombre y una mujer logran ese canal, las palabras sobran.
Eres bueno escuchando, me consta! De hecho creo que tiene grandes
ResponderEliminardetalles gracias a que escuchas pequeños detalles! Espero por mi bien y el de todos esos desayunos...que me escuches!!! me oíste!!
Yad
Yo tengo algo aun mucho mejor!!!!! Mi novia me escucha, así que no sólo me dejo ver el Superbowl, sino que se vistió de negro y dorado, grito y apoyo como si fuera ella la fan, me acompañó a comprar cervezas y festejó el triunfo... eso sí es escuchar y mata todo
ResponderEliminar¿MFR estás segura que tu novio es hombre? Si le encuentras CD's de Ricky Martín, no vaya a tener Push ups de Victoria's Secret en el clóset.
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