miércoles, 29 de julio de 2009

El amor nos separará


Las despedidas súbitas en el mundo del rock han sido tan usuales como los solos de guitarra. Pareciera que sin ellas, la obra no está completa, no sabe igual, no huele igual y no es igual.

En 1978, no había misterio más grande en el Macclesfield sucio y desolador que la voz de ultratumba, pero emotiva, de Ian Curtis, un flacucho joven que vivía en perpetuo estado de angustia, a veces sin motivo aparente.

De ojos traslúcidos y mirada punzante, Curtis componía en su mente fumando cigarrillos de bajo costo y mirando el techo de su habitación. Su banda Warsaw era una promesa riesgosa, un sueño en demasía difícil hasta entonces y, podría decirse incluso, una alucinación nutrida con gritos y sonidos sucios sin un halo de exquisitez (hoy los fans de médula desean aquellas antiguas y rugosas sesiones de grabación).

El cambio medular llegó con el cambio de nombre. Warsaw mutó en Joy Division luego de que Curtis, cada vez más preso de un mundo cojo y desesperante, fue hechizado por las líneas de un libro en el que se hablaba de las prisioneras forzadas a prostituirse en los campos de concentración. Dolor y más dolor, imágenes ambiguas de un cuarteto que se mantuvo en pie gracias al fruto de trabajos temporales, y a una discográfica naciente y tolerante (hoy un mito) denominada Factory. En pocos meses y sin valerse de singles promocionales, el Joy Division de Ian Curtis estaba en la cresta de una ola llamada After Punk.

Si a sus tres compañeros el éxito les pareció deslumbrante, a Ian la vida le cobró pronto y sin piedad. La epilepsia, mal contra el que entonces pocos remedios existían, lo fulminó en los meses siguientes. Varios conciertos fueron detenidos tardíamente porque nadie sabía si Curtis bailaba con su habitual violencia sobre el escenario o si es que era ya presa del monstruo eléctrico que convertía sus ojos transparentes en señales mudas de auxilio. 

A la par, una infidelidad y un divorcio inminente lo colocaron en la posición ideal de los rock stars que se subliman con la interrupción del todo. Pero al menos hubo despedida. 

El sábado 17 de mayo de 1980, en la víspera de la primera gran gira de Joy Division por Estados Unidos, Curtis escribió a solas en casa una carta a su esposa Deborah. Pidió perdón y también absolución. Después se fue a la pequeña sala de estar, prendió el televisor y se quedó dormido, mientras el filme Stroszek, una tragicomedia de su director favorito, Werner Herzog, corría plácidamente.

En algún momento del domingo, se levantó del sillón y se colgó de una viga en la cocineta antes de cumplir 24 años. Cuando lo encontraron, sonaba en su tocadiscos el álbum The Idiot, de su amado Iggy Pop.

Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistar a Peter Hook, bajista y cofundador de Joy Division, en su versión de adulto arrugado y nostálgico. En algún momento, subrayó la "frialdad" con la que su amigo se quitó la vida hace casi 30 años. 

En otro momento, y ya más calmado, admitió que Ian había intentado despedirse un millar de veces, pero que nadie le había entendido. Y todas esas llamadas de auxilio estaban justamente en las letras. Me pidió revisar "Atmosphere", "Isolation", "Transmission", "The Eternal", "Disorder" y, especialmente, la insuperable "Love Will Tear Us Apart".

Ciertamente... todo está ahí.

14 comentarios:

  1. Querido amigo, impresionante historia. Estoy sin palabras y eso que no conozco mucho a Joy Division.

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  2. Carrillo, lo diré... TE LA MAMASTE.

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  3. Escalofrío y emoción, qué relato, de verdad qué relato.

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  4. LOVE WILL TEAR US APART ES LA MEJOR CANCION DE JOY DIVISION, Y SI, HAY QUE REVISAR LA LETRA PORQUE ES DURA DURA. MUY RECOMENDABLE

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  5. Huy, tendre que empezar a buscar su discografia
    Saludos

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  6. Joy Division no es para cualquiera. Se necesita tener temple para escucharlo, de lo contrario, puedes perecer en el camino!

    De igual manera hay que tenerlo para las despedidas...Ian Curtis trató, pero no lo logró...y yo estoy en el camino de despedirme y me cuesta mucho más de lo que pensé...ahora entiendo al buen Curtis...

    xoxox

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  7. Get a taste in my mouth
    As desperation takes hold

    Otro grande diría: todos los finales son el mismo, repetido.

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  8. Me las has contado mil veces y siempre suena fascinante.

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  9. Mi estmado, no conozco a Joy como tú, pero siempre es interesante buscar más. Buena historia.

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  10. Loooooove, love willll tear ussssss apaaaaaart agaaaaain.

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  11. Curtis es uno de los grandes más incomprendidos. Joy Division en tanto, pudo ser el mejor grupo de los últimos 30 años, no tengo duda de eso.

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  12. YO PREFIERO TRANSMISSION, ES EL MOMENTO MAS ALTO DE JOY.

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  13. Carlos Alberto Durán6 de agosto de 2009, 8:13

    Yo sí prefiero DISORDEEEEEER.

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