jueves, 16 de julio de 2009

Del altar a la tumba

"Olivia, tomas por esposo a Juan Carlos, para honrarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?", "¡Sí, acepto!". 6 de mayo del 2000. Es la fecha exacta en la que me traicioné como lo hizo Victoriano Huerta a Emiliano Zapata.

A diferencia de otras niñas en la primaria, nunca soñé con caminar vestida de blanco por el pasillo de una larga iglesia, ni bailar 'nuestra canción', ni ser la anfitriona perfecta, ni ser obediente. Nunca me llamó la atención. Tampoco pensaba que era una perdedera de dinero y de hígado sino hasta después, ya casada. El casamiento no ocupaba mi mente. Lo ocupaba, como han podido ver, la cachondez de George Michael, la pendejez de E.T., los rascacielos, el cielo, el mar, los perros, Nueva York, Epcot y Reino Aventura. Nunca un vestido de novia, ni un tocado.

Llegaron mis 'sweet sixteen' y también Juan Carlos. Todo iba perfecto, hablábamos de vivir en unión libre y no había ningún tipo de atadura social, pensábamos que el matrimonio era una idea burguesa...hasta que entramos a la universidad. Mis amigas de la UP tenían por novios estereotipos sociales: guapos, caballerosos, buenas chambas, sin pasado, con un Taurus y de traje Acquascutum. Predecibles hasta decir basta. Y también, hipócritas. Pero eso no lo iba a saber con 18 años. Esa dizque seguridad que les proporcionaban a mis amigas me impresionó.

Yo era la que más llevaba de novia con alguien y me comenzaron a cuestionar cúando me iba a casar. Ahí comenzó a fraguarse la traición...porque ya comencé a pensar en la boda, el pastel, el banquete, la luna de miel...todas esas cosas que yo NUNCA antes me había preguntado. Para joderla más, mis amigas se empiezan a casar...una tras otra, caían como moscas con Raid. A los 20 ya había ido a bodas en el DF, en Monterrey, en Cuernavaca, en Acapulco, en Can Cún, en Chilapa. Por todos lados me bombardeaban...y yo era joven e imberbe y terminé cediendo. Al diablo los libertinajes, ¡Quiero boda!

Y si, hubo gran boda, con 200 invitados, con luna de miel y con vestido beige. Olivia la liberal, la independiente, la autónoma, la de ideas propias murió balaceada por la Olivia dependiente de atavismos sociales, de ideas sin fundamento, prejuiciosa y del montón. Ojo: así es mi muy particular visión del matrimonio, no digo que sea bueno o malo, simplemente es lo que yo opino.

Cinco años fue una lucha constante entre las dos Olivias. Eso me llevó al divorcio, que con todo y mis ideas progresistas, ha sido la fase más dolorosa por la que he pasado...tanto así que no se la deseo ni a George W. Bush.

Muy tarde para saber qué hubiera pasado si....(aquí entran mil probables hechos). Sí, no estaba muy segura de lo que creía. Sí, no tenía muy claro mi lugar en el mundo. Sí, me dejé influenciar por 'N' razones. Si, aprendí, eso no está a discusión.

El punto, el tema a tratar es la traición y sí, no hay duda, soy culpable. Mi sentencia fueron 5 años en el exilio siberiano, sin derecho a libertad condicional. Ahora que llevo 4 años liberada, les puedo decir que el aire que respiro, los amigos que tengo, la comida que como, las relaciones que tengo, el vodka tonic que bebo no tienen ese dejo de culpabilidad. Ya no estoy cometiendo alta traición.

10 comentarios:

  1. Has hecho bien, has hecho bien. Tu voz se lee ligera y eso es priceless.

    ResponderEliminar
  2. Adolfo Rivas-Mercado16 de julio de 2009, 6:22

    Así es...si alguien te hubiera conocido cuando estabas casada...nadie te hubiera reconocido! Ahora eres tú y eso es lo más importante.

    Te adoro....

    ARM

    ResponderEliminar
  3. ¿Ya ves? Te 'bieras esperadoooo.... ay, esa muchachada de antes... jajaj

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. La presión de grupo es la eterna piedra en el zapato, sobre todo en el ámbito matrimonial (y más tarde, en el de la reproducción).

    Hay veces que tenemos que cavar la tumba de nuestro yo social para que emerga el yo que siempre fuimos.

    No te conocí antes, pero de verte ahora tan tú puedo afirmar que el dolor valió la pena.

    ResponderEliminar
  6. Segun yo, tomamos las desiciones que tomamos en funcion a lo que conocemos en el momento. Hoy no temenos forma de saber que pasara mañana, decidimos en funcion a lo que sucedio ayer.

    No te conosco, pero he oido esa historia varias veces y nunca he entendido donde esta la traicion. Cuando me salen con aquello de que los ideales que tenia y olvide, pregunto si nacieron sabiendo que cosa era el matrimonio, ¿como estableces si algo es bueno o malo sin conocerlo?

    Como decia San Agustin:
    ¿que tan malo es el mal, si te hace valorar el bien?

    Segun yo
    ¿que tan malo es el matrimonio, si te hace valorar el divorcio?
    Lo unico bueno es aprender. La unica traicion es rehincidir.

    ResponderEliminar
  7. maldita presión social...no lleva a nada bueno...
    Pero ya pasó y ahora en Berlín escribes un nuevo capítulo de tu vida...me urge leerte cuando ya estés allá!

    CS

    ResponderEliminar
  8. Si no hubieras vivido esa condena no tendrías la experiencia que tienes hoy, de lo único que debemos arrepentirnos es de pasarnos la vida lamentándonos por las cajeteadas de cometimos. Recordarlas, y poder reirnos de ellas como tú lo haces tan bien es hasdta terapéutico.

    ResponderEliminar
  9. jajaja oh es toda una experiencia religiosa, ni hablar bein dicen que el matrimonio es un albur, nunca sabes que pasa, pero mas vale arrepentirte de lo que hiciste que quedarte con las ganas. Si no duele no sirve, y uno no debe de ser de ideas radicales, hay que adaptarse a como la vida se te va presentando.

    Y yo que fui testigo de esos acontecimientos, es mas regresame mi gran juego de refractarios que te regale. jajajaja

    Recuerda adaptarse o morir !!!

    ResponderEliminar
  10. El "if..." no aplica, pasó y ya, cómo vamos a saber qué pasará... sólo arriesgando, no?
    Un beso!

    ResponderEliminar