lunes, 22 de marzo de 2010

Geometría en el ombligo


En México, en la cultura libanesa, y (peor aún) en la cultura libanesa desarrollada en México, la gordura es sinónimo de belleza, pues equivale a la abundancia y a la posibilidad de disfrutar de una vida contemplativa y llena de keppe, arguile y belewes al por mayor.

Así, mamás y abuelas nutren sin reservas a los niños y niñas, a la voz de “mibida, habibe” y tómala que les zambuten la papilla de calabaza, el licuado de habas con zanahoria, 698 litros de leche y les permiten toda golosina con el afán de que desde chiquitos desarrollen esa pancita mordible y el brazo pellizcable.

Con lo que no cuentan las jefecitas, es que cuando uno crece, la morfología humana no olvida, y entonces es sumamente complicado quitarse esa forma de higo. Y lo que de chiquito causaba sensación, de adolescente causa repele. La panza mordible ahora es panza chelera, y el brazo pellizcable ahora es brazo de tamalero.

Su servidor nació, creció y se desarrolló precisamente en esa tónica, y en primaria llegó a ser el gordito del salón. Pero no gordito pasadito, sino gordito “dónde está el baño? Ahí junto al gordito”. Un botijón terrible consumidor de Sabritas a pesar de horas y horas de futbol. ¿Por qué? Por las papillas de calabaza, verdura que por cierto, hoy vomito en cualquier presentación que no sea el caldo de mi tía.

Afortunadamente, llegó la secundaria, la pubertá, y con ella el basquesbol y el respectivo estiramiento. Y me puse flaaaaco, flaco como flauta de escuela pública. Y desde mi punto de vista, preferible ser flaco que un marranito.

Sin embargo, oh sorpresa la mía que las aguas de secundaria no se llevan la predisposición física y genética. Porque desde los 14 quise aprovechar mi flacura para tener un abdomen cuadrado, y lo único que he logrado son putizas memorables y una resaca dolorosísima que sólo me ha orillado a la resignación.

Y es que las chicas dicen que no, pero sí les importa. Tal vez no rechazarán a un hombre por su pancita (aunque haya hombres que sí sean implacables ante esa condición femenina). Pero tampoco es que se pongan roñosas si se les aparece un tipo con el abdomen de Brad Pitt en Thelma & Louise, o de cualquiera de los Guardianes de la Bahía que se agarraban a la de ahorita a Yasmine Bleeth y a Pamela Anderson.

Y no me vengan con que no, a mí no me gusta. Porque vayan a que les crea su tía en Apatzingán. Claro que les gusta un abdomen plano, cuadrado, pero saben que las convenciones estereotípicas le dan esa licencia al machín. Ni modo, así son las cosas y bendito Dios que me hizo hombre.

Conmigo pasaron los años y jamás he podido tener abdomen marcado. He pasado por todos los status: flaco, gordo, normal, marrano, atlético y flácido, en ninguno de los casos he visto geometría en el ombligo. Me he quemado en el gimnasio, he creído en los infomerciales, y he sacrificado calorías, y ni en una ni en otra. Acaso un leve romboide, pero nada que valga el sacrificio.

Así las cosas, prefiero quedarme con mi actual estado: delgado pero con mi lonjita coqueta, so pretexto de servir de agarradera, y dejaré que el Creador me mande algún día esos abs si así lo desea. Si no es en esta vida, que sea en la que viene.

Mientras, deme un Sundae de caramelo. Con cacahuate, por favor.

5 comentarios:

  1. Confundir el cachete rollizo con la salud y el vigor data de tiempos antiguos. A mi abuelo, varias veces le recetaron, de niño, un plato rebosado de enchiladas, hechas con manteca.

    Nah, el lavadero es relativo. Yo tuve un novio enamorado, pero de sus músculos. Se miraba al espejo el día entero y se ponía camisetas marcadas, para que las chavas (como efectivamente sucedía) lo detuvieran en la calle para tomarse fotos con él. De flojera.

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  2. Efectivamente, los cuadritos en abdomen se agradecen, pero la pancita coqueta también agrada, claro, siempre y cuando sea discreta.

    Por cierto, gracias por el dato de la calabaza, se tomará en cuenta...

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  3. Hno...tu si aplicas lo que viene siendo las nalgas del juicio o como tu llamas el cinturón de miseria.

    in phidelio...que informercial no tima? R: TODOS!

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  4. No todo lo que brilla es oro y no todos los abs son cuadrados. Es una necedad tenerlos así, no sólo sacrificas momentos de sana convivencia con la familia alrededor de un plato de carnitas, sino que alguien que quiere eso, tiene la personalidad de 'American Psycho'...¡aguas!

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