miércoles, 18 de noviembre de 2009

The Olibourne Ultimátum


Cuando escucho 'mañana (puede ser pasadomañana u hoy también, amable lector) es el último día' siento un vacío en el estómago, tan hondo como la Plataforma Continental. Me genera una gran angustia y siento el peso de la vida encima de mí. Ya sea para pagar impuestos, inscribirse en algún curso, ir por el pavo al sótano, llevar el coche a la verificación, pagar el mantenimiento del departamento, tu último día de tragadera porque te pones a dieta, you name it. No puedo con los ultimátums, son una especie de deadline que tienes con la vida y ésta te las cobra con canas, úlceras y tics parapléjicos.

Esta ansiedad, que es un tipo de miedo y estrés, se fue desarrollando conforme pasaron los años. Tengo como primera recolección de memorias el primer ultimátum que tuve y fue en la primaria, cuando eran las interminables vacaciones de verano, en el H. Queen Elizabeth School nos daban un cuadernito con ciertas tareas para mantener viva la enseñanza del año anterior y algunas nuevas cosas que nos iban a enseñar en el año que comenzaba. Recuerdo haber ido en segundo de primaria y pues como era costumbre, me fui de la bonita vacación con mis familiares en Monterrey para ir a McAllen, la Isla del Padre a disfrutar del calor y del cabrito. Mi regreso de tierras norteñas era un día antes de entrar a la escuela, un domingo, evidentemente. Unos días antes, mi madre me pregunta si ya habií terminado el cuadernito del QES. Mi mente comenzó a dar vueltas tratando de ubicar el mentado cuaderno. ¿Dónde lo dejé? ¿¡En mi maleta, en mi escritorio en el DF, en el avión, en dónde está!? Eso bastó para que el estómago hiciera sus pininos en el bungee jump de los olvidos.

Todos los de la casa de mi tía Lidia comenzamos una búsqueda por demás infructuosa, ya que a mi tía se le ocurrió marcar a la casa en el DF sólo para hacer más evidente mi olvido: el cuaderno  se encontraba en la mesa de la entrada. Al salir de la casa con todo el huracán de gente y maletas, se me había olvidado. Este cuaderno, tenía alrededor de unos 15 ejercicios de cada materia, tanto en inglés como en español. Iba a ser imposible que lo terminara en una noche. Cuando llegamos a México, del aeropuerto a la casa, fue toda una tortura, fueron los 40 minutos más largos de mi niñez. Y la frase que marcó para siempre fue 'Hoy es el último día que tienes para acabar el cuadernito. Llega hasta dónde puedas, pero es TÚ responsabilidad el que se te haya olvidado.' Obvio, fue mi madrecita la que me la dijo. Qué se le va a hacer...es abogada, ustedes imaginarán.

Esa noche no dormí preparando el cuadernito. El bus escolar pasaba por mí a las 6:00 am puntualito. Mi mamita estaba por demás orgullosa de mi compromiso con la escuela y mi proceder como buena estudiante. Me preparó mi licuado, me preparó mi lunch y lo puso en mi lonchera de Care Bears para después decirle adiós a una hija ojerosa, cansada y sin ilusiones.

Ese fue el momento en el que pasé de ser una niña completamente sin responsabilidades a ser una adulta pequeña. Nunca más se me volvió a olvidar nada referente al colegio, ni al trabajo. Ese endemoniado cuaderno, tuvo repercusiones funestas en mi vida, porque a partir de entonces, cada vez que escucho '...es el último día...' siento que los jugos gástricos hacen de las suyas y la cabeza se comienza a teñir de color gris.

Ahora, mi mente me está jugando sucio porque cada vez que se acerca un deadline, se me olvida. Terrible, pero cierto. Ya me cansé de preocuparme, de angustiarme y de estresarme. El subsonsciente trabaja de maneras misteriosas. No cabe duda.




9 comentarios:

  1. Los deadlines son horribles, como bien dices.
    Oigan, ya no entendí nada de quién postea en qué día de la semana! Ash!

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  2. Esas obligadas de las jefas son un horror en el momento, pero a la postre, se agradece.

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  3. jajaja amiga, creo que te agarro tu deadline macabor e invadiste el dia, tu escribes los jeuves, jejejejejeje o a menos que haya habido un cambio. y el subconsciente NO EXISTE, es incosciente, grrrrrr.

    Y jajaja ademas me imagine perfecto la escena de tu mamita diciendote la frase celebre, jejeje

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  4. "Me preparó mi licuado"

    tuve un flashback cañòn.

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  5. Mi estimada, estimadísima, qué onda con tu reloj alemán, con eso del último día, te adelantaste, peero eso le da vida a este espacio, esta semana nadie escribe el día que le toca, perfecto.

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  6. Ooooo...una disculpa pública...pss...an sorri diría la Niurka...jajaja!

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  7. qué horror q nos dejaban tarea en vacaciones, yo no se xq me acuerdo tanto de los ejercicios de Matemáticas en plena vaciónnnnn y además colorearlos y dibujo en cada página (calcas, por supuesto, jajja). Q recuerdos!!!

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  8. Una amiga decía: no mamatum con el ultimatum, jajaja. Me acordé.

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  9. Cómo olvidar esos cuadernitos...concuerdo contigo los ultimatums son terribles y perturban la calma. No importa cuando escribas mientras escribas...un abrazo

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