miércoles, 30 de diciembre de 2009

Penal


11:30 AM. Llego de hacer unos pagos de la casa (vencidos) y me dispongo a escribir el presente texto korovesco basado en el tema "Gol". Los lectores no lo saben, pero yo sigo revelando secretos de esta cuadrilla bloggera y por ello he de decir que este tema lo elegí yo, teniendo una historia muy interesante en mis memorias.

Sin embargo, tal historia ha pasado a mejor vida. La contaré en mejor ocasión. Y explico el motivo.

Como decía, estoy en mi jaula a las 11:35 AM. Saco a Camila, mi perrita con quien no he estado mucho tiempo a últimas fechas, y ambos nos disponemos a desayunar de lo lindo. Me sirvo Choco Krispis, les agrego leche y aderezo la mezcla con platanito. A ella le sirvo sus croquetas, y la premio con dos que tres jamoncitos (chale, no aprendo).

Delicioso desayuno, no hace falta más. Camila y yo subimos al cuarto de tele. Y ella se echa en el piso, con esos ojitos chantajistas que he visto en otro lado. En fin, tomo asiento, abro mi laptop, despliego un documento de Word en pantalla y empiezo el post respectivo.

No llego ni al tercer párrafo y se me ocurre bajar por unas Adobadas a la cocina. Subo de nuevo y, en algún inexplicable momento de impulsos eléctricos, justo cuando me postro frente a ella, Camila abre el ojo, pone oblicua la nariz, muestra la lengua, alza las orejas y se abalanza sobre mí con un brinco de ímpetu olímpico.......

Gol.

Gool.

Giiii-ol.

Que yo sepa, las malditas Adobadas no son croquetas ni huesitos. La bolsa no suena como la bolsa de las croquetas. Mucho menos las papas se parecen a dicho alimento animal. Pero a mi perrita eso le ha valido, alguna mamada canina estaba soñando y, sin pálida lógica, se ha aventado sobre mí, incinerando mi entender y colocando su mordida fallida exactamente en mi orgullo, en el Ecuador de mi cuerpo, en el Aguascalientes de mi República, en el muñeco que siempre se acuesta en la cama instantes antes que yo, en el infante de avanzada, en el primero de la fila, en el alumno consentido, en el más sensible y sentimental de mis amigos, en el motor del carro, en el héroe mudo y tenaz de centenares de batallas.

Son las 12:30, me encuentro entumido y con la mirada hecha talco. No, no soy pussy, sí, sí me duele la vida; no, no soy pussy, sí, sí estoy haciendo gárgaras de misericordia para no tragarme a Camila de un bocado ya que ella me quiso envolver en un mordisco; no, no he querido mirar al interior de mis jeans por miedo a que la Operación Jarocha haya sido un éxito. Sí, sí es el momento más degradante de mi vida.

Me marcaron un penal, tiraron a media altura y anotaron. Yo no vi ni por dónde, pero siento la derrota y la tristeza endocrina en carne viva, perdí mi centro cósmico y no pretendo pronunciar palabra por temor a emular a Rasputín.

Mañana cambiaré el propósito que tenía contenido en una de mis uvas. El honor es primero.

Me duele vivir.

10 comentarios:

  1. Inphi, si puedes leerme, te digo que me tienes en el suelo de la risa. ay dolor.

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  2. El amo el terror, o sea yo30 de diciembre de 2009, 11:04

    Checaste si Camila masticaba?

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  3. AYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY
    !CANTEMOS!

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  4. ay ay ay!
    dejo en claro dos cosas, nunca comas nada en un lugar donde ella pueda atacarte y la tienes tan abandonada que hizo patente su disgusto y de una manera que no olvidarás jamás.

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  5. como buen ejemplar de su género, pide atención a gritos... o mordidas certeras!

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  6. Tranqui... hpy dia te pueden colgar un bien aparato... :-D Te veo llevando coquilla por tu casa!!! Bien para resaltar, bien para proteger!

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  7. ¿Lo del alumno consentido lo dices por la maestra? Jajajaja, ni modo, ni el patrimonio ni la herencia están a salvo.

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  8. Me recordaste la película Cachorros donde José Alonso sufre lo mismo que tú, lo bueno es que ahora hay injertos y no terminarás como el el pobre personaje pasando pens la momento de pasar revista ante el general antes de la batalla.

    xosean

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