jueves, 10 de diciembre de 2009

Proplapso cronológico


No sé si tenga que ver que los Piscis somos torpes de los pies o que de plano soy re guey, pero desde muy temprana edad, recuerdo ser proclive a caerme a la menor provocación. No lo digo metafóricamente hablando, en este tema no hay que ser tan profundos. Aparte es un cliché, "Me caí con las derrotas que he sufrido y he resurgido de las cenizas como el Ave Fénix'. Si, ya lo sabemos, pero ¡ah! cómo duele caerte y darte un chingadazo en la rodilla.

En mi haber cuento con varias que han hecho historia. He de apuntar que todas las caídas cuentan con las cicatrices respectivas, ya sea en codo, brazo, pie, boca y cara. Comencemos por el principio.  En la casa donde viví mi infancia,  en la azotea había por todo el suelo pedazos pequeños de mármol. ¿Para qué? Pues para que la gente no se cayera. Seguro fue a un ingeniero al que se le ocurrió. Yo tenía 3 años, corría de acá para allá hasta que el temor de todos ocurrió: me caí y me partí la cara, literal. Ni las manitas puse. El dramamex no se hizo esperar y mis tías y mi madre, en un homenaje a Marga López, me bajaron a la cocina llorando y me pusieron 'Violeta de Genciana' por toda la cara. Primero me sanaron las heridas antes que se me quitara la mancha.

Luego, cuando tenía la tierna edad de 6 añitos, estaba en el recreo jugando a la exploradora con mis amiguitos en una especie de paisaje lunar, en donde había piedras volcánicas. Tocaron para regresar a clase, todos corrimos, yo me atoré, me caí y fue el acabóse. Me llevaron a la enfermería y por todos mis muertos que se podía ver mi hueso del chingadazo que me puse. Todavía cuando me asoleo, esa cicatriz queda como queso de puerco debajo de mi rótula derecha.

Más tarde tuve las clásicas de escaleras eléctricas en Perisur, del pasamanos, en la orilla de la alberca. Pero conforme fui creciendo, le tuve que agregar el factor alcohol y pues ahí es donde ocurrió una de mis caídas más espectaculares.

En mi cumpleaños número 29, mi amigo Rodrigo hizo una fiesta en mi honor en su casa. Era una comida en donde iba a correr el alcohol y la comida como siempre nos ha caracterizado a 'La Palomilla', mis compas de la Uni. Carne asada, chorizos argentinos, vino tinto, vodka, pastel, piñata, bueno, un verdadero festejo. Brindamos, comimos y ya para las 6PM estábamos algunos más entonados que otros. Yo estaba entre los más. Pues el DJ hizo bien a poner una colección de éxitos de los ochentas que incluían:

  • La gente rumora de Joan Sebastián
  • Autos, moda y Rock n'Roll de Fandango
  • Bazar de Flans
  • Yo no te pido la luna de Daniela Romo
  • Vive de Napoleón

Todos emocionados hasta la médula y cantando y bailando cual ballet de Milton Ghio. Y pues al momento de que suena 'abre tus brazos fuertes a la vida...no dejes nada a la deriva, del cielo nada te caerá', decido hacer un paso estilo 'Fame' y caer en un pie. Desastre total. Debido a mi alto contenido etílico en las venas no me dí cuenta que estaba enfrente del asador y el piso estaba lleno de grasa. Mis  botas eran picudas y con un tacón de unos 10cms...al momento de caer sobre mi pie derecho, me resbalo hacia adelante sólo para que la articulación del dedo gordo sufriera las consecuencias. Se derramó el líquido sinovial de esa articulación causándome una artrosis grado 3. Sólo hay 4 grados. 4 años más tarde me operaron. Me fracturaron el hueso, me limaron la artrosis, me acomodaron los tendones y usé muletas por 3 meses. Mi dedo funciona en un 70%, ya que carece de fuerza en la articulación y los tacones de 12 cms. pasaron a estar vetados de mi guardarropa por órdenes de mi ortopedista.

Si, me levanté claro está. Pero me dolió tanto física como monetariamente. Pero no por eso he ni dejado de tomar, ni dejado de bailar, ni dejado de usar tacones. Claro, ya la edad me está haciendo llegar a casa ajenas y dejar mis pantuflas para que, si me necesitan en un performance, pueda hacerlo sin temor a joderme el otro pie.

Total...ya está llegando el momento de sentar cabeza y de tener mucho cuidado. Ahora las caídas implicarán una reposición de cadera o una placa de titanio...

9 comentarios:

  1. Adolfo Rivas-Mercado10 de diciembre de 2009, 10:31

    Excelente! Me has hecho el día...como siempre!

    ResponderEliminar
  2. creo que eso de las caidas me suena muy conocido, y eso que no soy piscis he¡
    Laura

    ResponderEliminar
  3. OLI!!!!! QUE TE PUEDO DECIR... ERES MI HIT!!!! COMO SIEMPRE.... APLAUSOS!!!! TE QUIERO MUCHO AMIGA!!!
    LORENA

    ResponderEliminar
  4. Jajaja, buenísimo, y en dónde dejas la de la cena navideña del año pasado...

    ResponderEliminar
  5. Al leerte siéntome orgulloso de ser inquilino del korova. Gran historia, lo siento por tu dedo gordo y tu propensión al suelo.

    ResponderEliminar
  6. jajajaja, pero cókmo me has hecho reír! Yo estaba ahí y recuerdo haberlo hecho primero para luego dejar que tú interpretaras tu número musical!

    jajajaja, no se te olvide la caída de mi boda...recuerdas? en la silla, cruzaste pierna y con tal fuerza que caíste por las escaleras...jajaja!

    Amiga, te extraño...eres la perfecta sustituta de Dehesa! Escribes con un estilo tan particular...me encanta! sigue sigue sigue!

    Adriana La Andy

    ResponderEliminar
  7. Lo que más me gusta es que de cerca o de lejos, aullando de dolor o en plena fiesta, nunca pierdes el estilo.

    Pero cuidate mucho el pie, mujer!

    ResponderEliminar
  8. en siete comentarios ya te recordaron otras dos gloriosas caídas, jajaja, pero el estilo no lo pierdes!!!

    ResponderEliminar
  9. Eres una cosa elegantísima. Bueno eso es lo que la gente rumora. Vaya flashback musical.

    ResponderEliminar